Hace 2 semanas, cuando volvimos de Destin, me di cuenta que me faltaban 2 camisetas, 1 de ellas una de mis preferidas. Una la típica blanca de Levi´s y la otra una que compré en Sfera con muchos perros iguales pero con distintos estampados. Después del finde fui a lavar la ropa teniendo en cuenta que esas 2 únicas camisetas blancas estarían en la bolsa para echarlas a parte, pero no aparecieron.
La paranoia se apoderó de mí y pensé que había entrado alguien durante ese finde en la habitación y se las había llevado. Idea ridícula porque no me faltaba dinero y hubiera sido estúpido que alguien hubiera entrado y hubiera cogido sólo 2 camisetas…y que vaya, que nadie más tiene la llave de la habitación más que Javi y yo, y Javi (y otra tanta gente de aquí) a parte de un cachondo y buena persona, me está demostrando que aún hay personas en las que se puede confiar. Esa idea del hurto era inviable al igual que pensaba que sería la idea de que me las hubiera dejado en la lavandería, porque juro que no recuerdo haberlo hecho.
Di por perdidas las camisetas, supuse que se habían marchado a ese limbo de orgías de camisetas donde han ido a parar muchas otras que un día desaparecieron de mi vida de repente, junto a todas las vuestras, ¿porque a quién no le ha desaparecido una camiseta por arte de magia?
Hoy, 2 semanas después, estaba cenando con Javi y Mónika en la cafetería cuando de repente veo a un tipo con mi camiseta. ¡Coño mi camiseta!. Me levanto y voy hacia él. Javi de los nervios se levanta y se va a por una Coca-Cola…
- Hey sorry, where did you get this t-shirt?
- It was a present from a friend, he bought it in Jackson
- Where do you live…? ¬¬
- Off campus (blablabla)
A continuación le engancho y le miro la etiqueta de atrás. No había duda, SFR y talla M. Según se, Sfera no trabaja en EEUU. Le comento que he perdido una igualita, pero claro, no se la iba a arrancar por muchas ganas que tuviera. “Sorry man” me dice.
Me siento, y Mónika que es puro carácter me pincha hasta que me levanto de nuevo y voy a su mesa. Le vuelvo a comentar que es que esa es una marca española, que no existe en EEUU y hasta le comento que una cabeza del perro tenía un defecto como la mía. Noto que su respiración empieza a acelerarse y que el pecho se le mueve bastante. “Sorry man” de nuevo. Me vuelvo, me siento, los ojos se me inyectan en sangre y tengo que abrirme de piernas si no quiero provocarme un estrangulamiento testicular. (DRAMATIZACIÓN)
Salimos y montamos una estrategia para ver si era cierto si vivía fuera del campus o en McCarty. El sospechoso sale por una salida, Mónika y Javi salen por otra de manera que vayan por detrás y yo salgo por una tercera puerta para ir delante de él. Llego a la residencia y me escondo justo en el medio de la residencia, en el pasillo central para ver en qué ala vive, si en la este o en la oeste. Llamo a Javi que está fuera con Mónika vigilando y me dice “el cuco está en el nido”. El tipo estaba sentado en las escaleras haciéndose el sueco, cuando en un momento de descuido se levanta y entra en la residencia como una lagartija y se sube por las escaleras. Salgo corriendo por el pasillo y cuando me asomo a las escaleras ya había desaparecido. Como dice Javi, la operación salió al más puro estilo “Los hombres de Paco”, y nunca mejor dicho.
Zas, ha entrado en mi residencia y sin necesidad de “check-in”. No hay duda, vive en mi residencia y en mi ala. Me la ha intentado colar, me ha mentido. Mi aspecto se asemeja al de un zombie y sólo pienso en sangre. Hablo con el de la recepción, con Mike el “responsable” de mi planta, con el de otras y hasta incluso junto a Jose empezamos a llamar puerta por puerta para ver si le encontramos. Hablan con la coordinadora de la residencia y me dicen que si quiero puedo denunciarlo a la policía, me niego, la policía cuanto más lejos mejor, y en todo caso esto es ropa sucia que hay que lavar dentro de casa.
Debe de estar en la 2ª o 4ª planta, seguramente en la 2ª. De la mía, la 3ª, no es porque conozco a la mayoría, y ese tipo no ha subido tan rápido las escaleras como para llegar a la 4ª planta y que no le haya pillado subiendo.
Por ahora, he imprimido unos carteles y los he plantado en los 2 ascensores y en cada planta. Quiero que sienta mi aliento en su nuca (esto ha sonado muy peliculero pero es así). Ya no es un asunto de robo, es un asunto de orgullo.
Lo que está claro por fin es que tengo la cabeza en la luna, y se me olvidó ese finde las dos camisetas en la lavadora. Ya os contaré como acaba este caso, pero será por lo civil o por lo criminal. Tiene dos opciones. O lo deja en la recepción/viene a mi directamente y me lo devuelve, o bien tarde o temprano le volveré a encontrar en la cafetería, en la residencia o por el campus y le llevo cogido de las orejas hasta su guarida. Está vendido.
Lo que no pase en América…
1 comentario:
estas como una chota querido Fran de aqui a Guantanamo... Aunque ya sabes que yo hubiera ido detrás del personaje sin dudarlo ni un segundo, y con poca educacacion se la hubiera arrancado a bocados. Que somos de TJ que se note, hahahahah
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